Otro día histórico para el baloncesto español. Por segunda vez, España se proclama campeona del mundo después de derrotar a Argentina en un partido muy serio controlado desde los primeros minutos de juego
El lejano oriente ha sido testigo de varias páginas inolvidables del baloncesto españo. Satiama 2006, Pekín 2008… y de nuevo la capital china ha encumbrado a una selección repleta de corazón y de cabeza. España vuelve a ser campeona del mundo en una final en la que ha sido superior a una Argentina muy combativa. Si España tiró de corazón para vencer a Australia en semifinales, en la final aportó mucho más cabeza para acabar la resistencia de una Argentina que no bajó los brazos en ningún momento a pesar de ir perdiendo hasta de 22 puntos. Un oro que es de los 12 jugadores que han firmado un torneo espectacular en China. De los que ayudaron en la presentación, y de los que lograron brillantemente la clasificación para esta Copa del Mundo. España se une a ese selecto grupo de países que tienen dos o más títulos de campeones del mundo y cierra un 2019 mágico con oro tanto para la selección masculina como para la femenina.
El partido comenzaba con Pierre Oriola entrando en el cinco inicial, con la clara misión de defender en las primeras jugadas a Luis Scola, pero no dudó en anotar la primera canasta del partido desde la esquina. Un triple de Marc y un 2+1 de Juancho después, Sergio Hernández tenía que pedir el primer tiempo muerto del encuentro (11-2 min 2). La defensa de los primeros cinco minutos fue de libro, con sólo 5 puntos de Nico Brussino encajados, aunque un parcial de 0-8 acercaba a los argentinos (10-14) y llegaba el turno del tiempo muerto de Scariolo. A falta de 2 minutos ya había rotado a su quinteto inicial, con Pau Ribas anotando el primer triple lanzado. Willy también anotaba (esta vez en contraataque) y la energía de la segunda unidad llevaba a España con un +9 al final de un buen primer cuarto (23-14).
La defensa española tenía controlado el talento de Luis Scola (cero puntos en el primer cuarto), mientras que Argentina subía la intensidad de la suya para evitar el alto promedio de los nuestros. Una canasta de Willy ante Scola y dos triples de Rudy ponían el 31-14 en un momento clave. España doblaba a su rival en puntos y en rebotes (la gran cruz de las semifinales), y la sensación de control del partido era inmejorable. Laprovittola anotó 7 puntos consecutivos y una intencionada de Ribas evitaron que el partido se rompiera (35-25). Llegaron unos minutos con intercambio de canastas, pero ya con una Argentina más asentada en el encuentro. España no encontraba a su dúo Ricky-Marc, pero aparecían jugadores ‘secundarios’ aportando en ataque para terminar venciendo también el segundo cuarto y dejar la ventaja en 12 (43-31).
Las ideas estaban claras: evitar la reacción de Argentina en los primeros minutos de cuarto. España jugó unos minutos de forma muy inteligente (utilizando más el cerebro que el corazón, en palabras de Scariolo). Un pick’n’roll de Marc y Ricky ponía el 50-33, la máxima hasta el momento. El rebote seguía siendo ‘rojo’ y la superioridad de centímetros se hacía notar, con Willy haciendo unos buenos minutos tanto en ataque como en defensa. También se sacó ventaja de los tiros libres, con los argentinos entrando en bonus rápidamente. Sergio Hernández tiró de épica y apostó por el ‘small ball’, con sus pequeños asumiendo responsabilidades, pero Rudy seguía dando lecciones defensivas y España se iba al final del tercer cuarto con 19 puntos de ventaja y el oro cada vez más cerca (66-47).
Con 20 puntos de ventaja era imposible pensar que nuestro rival bajara los brazos. Necesitaban épica y la pusieron Campazzo y Deck para poner el 68-56. Argentina defendía a toda cancha y buscando el dos contra uno a la mínima oportunidad. España tenía que seguir anotando y lo hacía un Llull siempre valiente en las penetraciones, o un Juancho al que no le tembló la mano para anotar el triple que ponía el 76-59. Scola anotaba su primera canasta en juego a falta de 6 minutos para el final del partido y Deck apretaba para buscar posibilidades de victoria. Arriesgando, Argentina nos llevaba a la línea de tiros libres con una defensa de muchos contactos. Era el momento de tirar de cabeza, de buscar las personales, de no perder balones y de enfriar el último arreón de los rivales. El trabajo estaba ya hecho en los 30 minutos anteriores y en los últimos se confirmó una victoria histórica.
Nota de prensa FEB
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